jueves, 5 de marzo de 2015

Experiencias cercanas a la muerte parte 3: fallecimiento por rubismo extremo

Hola amigos, amigas,

Ayer la amiga M-Esponja y yo estuvimos al borde de la muerte por vergüenza. Propia, no ajena. Muy muy propia.

Tocaba tarde de supermercado, así que M-Espo me recogió en mi casa y allá que nos fuimos a un conocido supermercado de una conocida calle de nuestra conocida ciudad al que llamaremos Compreseñora. Al bajar del coche nos dimos cuenta de que íbmos vestidas exactamente iguales. Mismo jersey, mismos vaqueros, mismo chaquetón. Es lo que tiene ir de compras juntas. Dato sin importancia (por el momento).

Compramos (mucho), bajamos con el carro lleno al coche y la consecución de los hechos fue la siguiente:


1. M-Espo metió el bolso dentro del coche que le molestaba para cargar
2. Terminamos de cargar y M-Espo fue a dejar el carro en su sitio
3. Yo cierro el portón del maletero
4. Coche completamente cerrado con bolso dentro con llaves del coche dentro del bolso
5. Liada padre

Le digo con muchísima calma a M-Espo que no pasa nada, que llamamos a alguien para que traiga la llave de repuesto y asunto arreglado. Me responde que la tiene dentro del coche también.

5. Liada padre, esta vez en serio

Llamo a YoEsQueSoyAtleta y le digo que venga y traiga algo para romper la ventanilla pero lo mando a otro Compreseñora por equivocación (hay dos en la misma calle). Fueron los nervios, la situación o el subconsciente, pero el resultado fue que el pobre YoEsQueSoyAtleta, que estaba vestido para el deporte (como siempre), se presentó en el parking de Compreseñora, vestido con un chándal adidas-europa-del-este, y armado con una sartén y un destornillador. Y allí se quedó plantado como un ficus. Él y la sartén. 

Mientras tanto yo mato el tiempo metiendo un boli bic por la rendija del maletero a ver si me poseía el espíritu del Vaquilla y daba abierto sin destrozos. Os informo que no me voy a dedicar a la delincuencia. 

Decidimos llamar al amigo RompeRob y él si que viene a donde tiene que venir dispuesto a reventar las ventanillas que haga falta. Abre su maletero y saca un extintor. Sí amigos, un extintor que es lo básico que lleva uno en un kit de emergencia en un maletero. Extintor, arnés, casco y un pico y pala. Entre la sartén de uno y el extintor del otro, estoy que no me hallo del asombro. 

Pues eso, que coge el extintor y le mete una castaña al cristal, le hace cosquillas y le deja dos ligeras marquitas rojas. Le da una segunda castaña y vemos con asombro cómo el cristal absorbe el impacto y se ríe de nosotros en nuestra cara. RompeRob, que es muy de romper lo que puede, en estado dual: feliz por tener la oportunidad de reventar un cristal y frustrado por no ser capaz de hacerlo. 

Como el supermercado iba a cerrar y no podíamos perder más tiempo a castaña limpia, fui a pedir al personal un martillo, pero a falta de uno en ese momento, nos prestaron una tranca.

¡¡cochinos!!

Un trancazo, dos trancazos y el cristal, del que ya estábamos sospechando que fuese antibalas, sin inmutarse. 
Al final nos trajeron tres martillos y RompeRob, dando saltos de alegría, reventó el maldito cristal más feliz que una perdiz hasta arriba de antidepresivos. M-Espo y yo, que no somos de destruir, sino de construir, con lágrimas en los ojos de la violencia que estábamos presenciando. RompeRob ¡¡felicísimo!! ¡¡encantado!! 

¿Problema resuelto? ¡Pues no! A M-Espo no se le ocurre otra cosa que sacudir los cristales con la mano y claro, se corta. A RompeRob se le ocurre sacudirlos con una escoba pero, no se sabe muy bien cómo, se corta también. Todos sangrando. El personal del Compreseñora alucinando con nosotros. Sospecho que ya estamos todos en youtube.

Y allí estábamos nosotras, vestidas exactamente igual (como si de un uniforme de centro de reinserción social se tratase), dejando las llaves dentro del coche, mandando a uno sartén en mano a otro sitio (sospechamos que continúa allí o lo han detenido) sangrando y nerviosas perdidas por el festival de destrucción testosterónica. 

Parafraseando a la amiga Sara, "las gemelas golpean dos veces... ¡¡la ventanilla!!

Y no, no somos tontas, ¡que las dos llevamos gafas!

Rubias sí, muy rubias. Pero con gafas. 

1 comentario:

  1. Hola! Acabo de llegar, recomendada por una amiga tuya y la verdad es que he reído un rato con esta aventura!

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