jueves, 5 de marzo de 2015

Experiencias cercanas a la muerte parte 3: fallecimiento por rubismo extremo

Hola amigos, amigas,

Ayer la amiga M-Esponja y yo estuvimos al borde de la muerte por vergüenza. Propia, no ajena. Muy muy propia.

Tocaba tarde de supermercado, así que M-Espo me recogió en mi casa y allá que nos fuimos a un conocido supermercado de una conocida calle de nuestra conocida ciudad al que llamaremos Compreseñora. Al bajar del coche nos dimos cuenta de que íbmos vestidas exactamente iguales. Mismo jersey, mismos vaqueros, mismo chaquetón. Es lo que tiene ir de compras juntas. Dato sin importancia (por el momento).

Compramos (mucho), bajamos con el carro lleno al coche y la consecución de los hechos fue la siguiente:


1. M-Espo metió el bolso dentro del coche que le molestaba para cargar
2. Terminamos de cargar y M-Espo fue a dejar el carro en su sitio
3. Yo cierro el portón del maletero
4. Coche completamente cerrado con bolso dentro con llaves del coche dentro del bolso
5. Liada padre

Le digo con muchísima calma a M-Espo que no pasa nada, que llamamos a alguien para que traiga la llave de repuesto y asunto arreglado. Me responde que la tiene dentro del coche también.

5. Liada padre, esta vez en serio

Llamo a YoEsQueSoyAtleta y le digo que venga y traiga algo para romper la ventanilla pero lo mando a otro Compreseñora por equivocación (hay dos en la misma calle). Fueron los nervios, la situación o el subconsciente, pero el resultado fue que el pobre YoEsQueSoyAtleta, que estaba vestido para el deporte (como siempre), se presentó en el parking de Compreseñora, vestido con un chándal adidas-europa-del-este, y armado con una sartén y un destornillador. Y allí se quedó plantado como un ficus. Él y la sartén. 

Mientras tanto yo mato el tiempo metiendo un boli bic por la rendija del maletero a ver si me poseía el espíritu del Vaquilla y daba abierto sin destrozos. Os informo que no me voy a dedicar a la delincuencia. 

Decidimos llamar al amigo RompeRob y él si que viene a donde tiene que venir dispuesto a reventar las ventanillas que haga falta. Abre su maletero y saca un extintor. Sí amigos, un extintor que es lo básico que lleva uno en un kit de emergencia en un maletero. Extintor, arnés, casco y un pico y pala. Entre la sartén de uno y el extintor del otro, estoy que no me hallo del asombro. 

Pues eso, que coge el extintor y le mete una castaña al cristal, le hace cosquillas y le deja dos ligeras marquitas rojas. Le da una segunda castaña y vemos con asombro cómo el cristal absorbe el impacto y se ríe de nosotros en nuestra cara. RompeRob, que es muy de romper lo que puede, en estado dual: feliz por tener la oportunidad de reventar un cristal y frustrado por no ser capaz de hacerlo. 

Como el supermercado iba a cerrar y no podíamos perder más tiempo a castaña limpia, fui a pedir al personal un martillo, pero a falta de uno en ese momento, nos prestaron una tranca.

¡¡cochinos!!

Un trancazo, dos trancazos y el cristal, del que ya estábamos sospechando que fuese antibalas, sin inmutarse. 
Al final nos trajeron tres martillos y RompeRob, dando saltos de alegría, reventó el maldito cristal más feliz que una perdiz hasta arriba de antidepresivos. M-Espo y yo, que no somos de destruir, sino de construir, con lágrimas en los ojos de la violencia que estábamos presenciando. RompeRob ¡¡felicísimo!! ¡¡encantado!! 

¿Problema resuelto? ¡Pues no! A M-Espo no se le ocurre otra cosa que sacudir los cristales con la mano y claro, se corta. A RompeRob se le ocurre sacudirlos con una escoba pero, no se sabe muy bien cómo, se corta también. Todos sangrando. El personal del Compreseñora alucinando con nosotros. Sospecho que ya estamos todos en youtube.

Y allí estábamos nosotras, vestidas exactamente igual (como si de un uniforme de centro de reinserción social se tratase), dejando las llaves dentro del coche, mandando a uno sartén en mano a otro sitio (sospechamos que continúa allí o lo han detenido) sangrando y nerviosas perdidas por el festival de destrucción testosterónica. 

Parafraseando a la amiga Sara, "las gemelas golpean dos veces... ¡¡la ventanilla!!

Y no, no somos tontas, ¡que las dos llevamos gafas!

Rubias sí, muy rubias. Pero con gafas. 

martes, 27 de mayo de 2014

Productos inquietantes parte 1

Queridos amigos,

A veces mientras veo la televisión me siento marciana. Y no por los resultados de las elecciones, o por la convulsa situación internacional ni por la caída del índice nikkei. Ya sabéis que yo soy tirando a limitadita y todas estas cosas me resultan más bien idiferentes.

Son otros menesteres los que ocupan mi mente y protagonizan mis desvelos. Después de los peinados inquietantes (por supuesto) hay una serie de productos que veo anunciados, que no consigo que su finalidad encaje en mi estructura de lo que viene siendo el mundo. Son.... ¡¡los productos inquietantes!!!

Que sepáis que esto no es una ortodoncia moderna.

No nos ocupa hoy comentar productos extraños, sino algún producto de los que vemos a diario en televisión, y por habitual lo normalizamos, llegando incluso a plantearnos comprarlo en ocasiones.

No hablaremos hoy de la zapamopa, ese imprescindible en nuestros hogares.

Tampoco comentaremos nada del cinturónHijoPuta, ese clásico regalo a nuestra mejor amiga. 

Estos días estoy siendo testigo con estupor de una campaña publicitaria de un producto de una marca muy conocidísima para... para... un momento; ¿para qué coños sirve esto?

¿Acaso es un producto que nos va a servir para ponernos ciegas a donetes y seguir luciendo figurín sin que nos sobresalgan flotadores y lorzas? ¿Es un producto milagro que, tras su ingestión, nos llena de micronanorobots que se dedican a viajar por nuestras lorzas disparando y eliminando a los malvados adipocitos que se acumulan en nuestras cartucheras?

Pues no amigos; tal como reza en anuncio es un sustituto de una comida.

Señores fabricantes de estas cosas extrañas, a ustedes me dirijo:
¿Es que no se dan cuenta de que lo que nos gusta es comer? No queremos que nos sustituyan las comidas. Es más, yo prefiero que en vez de sustituírmela me la restituyan una y otra vez. Empanadas de chocos, pulpo á feira, bocata de calamares, empanada de manzana.... Estoy engordando sólo recreándome.
Y teniendo todos los manjares de los que disponemos en estas nuestras ricas y prolíficas tierras y mares, ¿quién quiere sustituir las comidas? No sé vosotros, pero yo lo que querría es disfrutar de ellas, y sin engordar. Pero que no me las quite nadie que entonces ¡me muero de la pena! (pena... pera... peras al vino, ¡qué ricas!...).

Viendo este anuncio me siento inquieta. Y me da la sensación de que los grandes fabricantes de muchos productos, al igual que los políticos de muchos partidos, están tan lejos de lo que realmente queremos, necesitamos y deseamos, que de aquellos lodos son estos polvos.

En fin, me voy a por la merienda. Un par de peladillos y un trozo de tetilla con membrillo.

jueves, 20 de marzo de 2014

Pesadillas gastronómicas parte 2: necesito unas vacaciones

Buenos días queridos amigos,

Hace unos meses que tengo una serie de sueños extraños con código de programación. Amigas, "Código de Programación no es el nombre de un buenorro pijo con apellido compuesto; es código de programación de verdad.
Ahora mismo me debéis estar imaginando como una Neo de la vida, con gafas oscuras y viendo todo en negro con caracteres verticales verdes. Pues va a ser que no, que por más que me guste el glamour de llevar gafas de sol hasta para dormir, el guardapolvos-sotana nunca ha sido de mi gusto.
Bendisiones Padre.
Con mi estatura y abrigo largo este es mi aspecto más probable. 


Ayer por la noche cené en uno de mis sitios favoritos de comida casera. Este es el San Amaro, un bar enxebre y encantador donde hacen la mejor tortilla y el jamón asado más ricos del mundo. Y cómo no podía ser de otra manera, me puse ciega a comer y a birras. Que no me entere yo que este muslamen pasa hambre. 

Y como no podía ser de otra manera también, tocó noche de sueños raros. Y los de esta noche se llevan la palma. 

En mi sueño yo tenía que programar los años 80. Sí amigos, tenía que hacer un programa informático que crease por completo esta singular década. Supongo que esto tendrá que ver con alguna clase de delirio de divinidad creadora no diagnosticado o algo latente que tengo, porque lo de crear diez añazos del tirón tiene su injundia, no os vayáis a pensar.

¡¡Atención, fallo en el sistema!! Error 303: pelos fuera de rango.

Y allá que me puse yo a programar como una loca cardados, hombreras, colores flúor y calentadores cual divina creadora de decorado de la casa de los horrores. Tengo que reconocer que programar en sueños no es fácil. El código me salía algo onírico, como el del muchacho del vídeo del ministerio de educación, que también debía de estar programando en onírico. 

Yo también soy programadora [kdafjlajd { dlsjfalsliioon () ++]
Mientras iba programando las distintas partes, éstas se iban creando en la realidad. Creaba uno a uno los objetos que iban conformando este insólito programa. Que si letras de canciones absurdas, que si coches muy quiero-y-no-puedo, que si personas con aspecto inquietante... Y programando programando, llegamos al momento álgido de la década:

El principio del fin. O del principio.


Y escribo: 

                     Sabrina.getTeta ();

que es la forma de retornar la susodicha teta. Pero lo que obtengo no es la de carne y hueso, sino una pseudoteta más propia de un disfraz de carnaval que del busto de la musa de todas las chonis siliconadas de nuestros días, y de todas las novias y exnovias de Paquirrín.

No quiero ni pensar en las próximas sugerencias de búsquedas y vídeos me va a hacer google a partir de este post. 

Y entre sufrimientos por errores incomprensibles y depuraciones de código imposibles me despierto, compruebo en youtube que los pechos de Sabrina no se han transformado en dos prótesis horrorosas ni en dos bolitas de mozzarella de búfala, inspiro, espiro y me doy cuenta de que realmente necesito unas vacaciones. Unas largas y tranquilas vacaciones. 


martes, 18 de febrero de 2014

Adiós, querida amiga, adiós

Querida amiga,

En general las Navidades son una mierda. Sí amiga, una mierda muy gorda. Comemos y engordamos por obligación, gastamos para comprar regalos que no nos apetece hacer y recibimos regalos que no necesitamos. Nos sentimos culpables por comulgar con el espíritu consumista de las fechas pero no hacemos nada por evitarlo, pero sobre todo recordamos a los que ya no están con nosotros por el motivo que sea: por distancia, por trabajo o porque ya no forman parte de nuestra vida y los extrañamos.

Y claro, nos ponemos tristes, y encima seguimos comiendo y engordando, y sintiéndonos más tristes aún, lo que nos hace pagar la cuota de 6 meses del gimnasio que no llegaremos a pisar. ¡Malditas navidades!

Amiga mía, este año tú contribuyes a mi sobrepeso navideño, a mi nostalgia por lo perdido y a mi mal humor posvacacional. Después de ser juzgada y condenada por algún gravísimo delito que desconozco ya no formo parte de tu vida. Me has borrado, eliminado, formateado de tu disco duro y expulsado de tu contexto sin la oportunidad de poder explicarme, excusarme, negarme o pegarte dos gritos rebeldes. Ni ese beneficio me has concedido.

Sé que no sirve de nada y que no hay nada que pueda hacer porque tú te lo has guisado y yo me lo he comido, pero igualmente tengo que decir que estoy profundamente decepcionada. Y dolida, más de lo que pensé que podría estar.

En fin amiga, desde hoy te digo adiós, como dice el bolero, con mucha pena. Desde hoy mi camino será un poquito más solitario.


martes, 11 de febrero de 2014

Haciendo el coach un poco.

Amigos, amigas,

Hoy me ha pasado una cosa curiosa digna de compartir. Ya sé que últimamente no comparto mucho, pero no nos engañemos amigos; vosotros tampoco es que me animéis demasiado a continuar, y el tiempo lluvioso no acompaña.

Pues bien, hoy me ha pasado (algo, sí, hoy me ha pasado algo en mi aburrida y rutinaria existencia) y ha sido nada más y nada menos que asistir a una conferencia de un "coach". Amigos anorantes, os preguntaréis que es un "coach". Pues no os preocupéis que yo os lo contesto de forma fácil de entender: un listo que vive del cuento. Sabed también que hay varios tipos de estos listos, pero los más peligrosos son... ¡¡los "coach de vida"!! Pero amigos, ¡si para eso ya tenemos a las madres! En fin, que me voy por los cerros de Úbeda.

Este "coach", al que empezaré a llamar Juanito porque poner las comillas todo el tiempo me da pereza, en una hora y media de "speach" (mierda de comillas otra vez) captó mi atención en tres ocasiones: una cuando subió al escenario, otra cuando salió y otra cuando lanzó unas preguntas inesperadamente muy interesantes. Estas eran: ¿En qué sois buenos? ¿Qué se os da bien? Ya os digo yo que los "coach de vida" tienen esas inquietudes.

Empecé a pensar y pensar. Luego me empezó a doler la cabeza y me tomé un tonopán, que para eso viene la mar de bien. Después seguí pensando y parecía que iba llegando a alguna conclusión, pero no. ¿En qué soy yo buena? Pues pensándolo así friamente... en hacer el vuelta y vuelta en el sofá, en beber cañas rápido y en ver pelos micronésimos en el bigote propio. Pero no creo que ninguna de estas actividades me reporten algún beneficio y mucho menos económico, así que tampoco creo que sean el tipo de actividades a las que se refería Juanito. Ahora que lo pienso, también se me da bien hacer arroz blanco. No, definitivamente esto tampoco me sirve para responder a Juanito.

Como estaba yo en primera fila y mi cara de pensar debía asemejarse más a la que se tiene cuando... se hace una la cera en las axilas (seamos finas y no digamos la cara de qué tenía yo en realidad), Juanito se apiada de mi y dice: "si no lo sabéis preguntadle a vuestros amigos". Y eso hice, claro que sí, que para eso pago tarifa de datos y wasap. ¡Viva la comunicación en tiempo real y la aldea global!

Como una no se debe quedar con una sola opinión, no vaya a ser que sea mala y te baje la autoestima, lancé la pregunta a cinco amigos: cuatro mujeres y un hombre.

La primera en responder fue mi amiga MariMer, que rauda y veloz me contesta muy gallegamente: "¿y yo?". Tú en galleguidad, amiga MariMer. En galleguidad eres una fenómena.

La segunda en responder fue mi amiga MerluRó, que me dice que tengo alma de lider, que escucho y me hago escuchar. Ummm, interesante. ¿Podré poner eso en el currículo? "Tengo alma de líder y me hago escuchar. Con un megáfono me hago escuchar más y cabreada con un megáfono me hago escuchar una barbaridad". Pues no sé yo si me servirá de mucho.

El tercero en responder fue mi amigo SntgBofh, que muy práctico él me dice que seré buena en aquello en lo que invierta horas. Vamos, que soy buena probablemente en el vuelta y vuelta en el sofá, en leer en la cama y en el cuidado personal en el baño. Pues tampoco le encuentro utilidad inmediata.

La cuarta en responder fue mi amiga AmiMur, que me dice literalmente y no estoy de coña "Los bichos, el trato con la gente". Vamos, como al 70% de la población más o menos. La respuesta también me indica que el trato con la gente no se me debe de dar tan bien si mi querida AmiMur se curra tan poco la respuesta.

Por último mi amiga M-Espo, que en un emotivo momento friendly me responde (escrito en secuencia tal como vino en wasap):

eres muy convincente
y capaz de dar diferentes puntos de vista a un tema
que eso mola
y eres mi amiga
y te quiero mucho!!!

Conclusión: tengo amigos, los quiero y me quieren, intentan responder a mis tontunas y... no tengo ninguna habilidad con la que me vaya a hacer rica.
Querido "coach" Juanito: váyase usted un poco a la mierdica.

Este post está dedicado al amigo oficinista al que le han talado el árbol de su ventana. Amigo, espero que mi árbol te alegre una millonésima parte de lo que a mi me ha alegrado tu comentario. ¡Salud y paciencia, compañero!

viernes, 23 de agosto de 2013

Cuestionario: ¿tu compañero es un hombre-perfección y no te habías dado cuenta?

Queridas amigas, queridos amigos,

¿Notas que tu pareja masculina no se estropea con el paso del tiempo o con las inclemencias climáticas como te pasa a ti? ¿No le salen puntos negros y lo ves siempre perfectamente afeitado incluso por zonas inconfesables? ¿Dice siempre lo más apropiado gustando por igual a abuelas que a suegras? A ver si tu pareja va a ser un hombre-perfección y tú sin enterarte…

1. Cuando vais a comer al campo....
a) Se convierte en el hombre-quechua por obra y gracia del espíritu Decathlon. Prepara las brasas, lleva de todo lo que se pueda llegar a necesitar y hace que el día sea cómodo y maravilloso. Todo esto sin despeinarse, torrarse por el sol ni coger olor a churrasco. Es más apañado...
b) Prepara las brasas y parece que ha sido una hazaña titánica, porque transpira copiosamente y al terminar la comida se tumba a la sombra para recuperarse de tamaño esfuerzo. No pía hasta 3 minutos antes de que os marchéis.
c) Se tira en una sombra con una revista abierta sobre la cara. Los tres últimos botones de la camisa quedan abiertos mostrando su incipiente panza. Por lo menos no molesta.

2. Ante una ráfaga fuerte de viento...
a) Te protege con su cuerpo. Es más caballero...
b) Se protege los ojos, como el 96% de los mortales (el resto son personas-perfección) y suelta unos cuantos tacos. Fino, lo que se dice fino nunca fue, pero tú tampoco, ¡qué coño!
c) La cortinilla que tapaba su calva se despega y forma una media melenita que como poco es inquietante. Como te da apuro decirle nada lo dejas estar, pero te da vergüenza ver que los niños lo señalan, las señoras gritan aterrorizadas y los señores se intentan arrancar los ojos. Piensas “de hoy no pasa; en cuanto se quede dormido se la corto. La cortinilla.”

3. Una vez a mes...
a) Te trae bombones porque sabe que “en esos días” te das un capricho. Es más sol... 

b) Te trae un ibuprofeno y sale de casa rapidito con alguna excusa. Sabe cómo te pones “en esos días.

c) ¿Una? ¡Si como mínimo 6 veces al día te pregunta “si estás con la regla”!

4. Cuando se saca la ropa al terminar su día...
a) Huele a cedro y sándalo (ce-dro, no a cerdo). La lava siempre, pero como él hace la colada, ni te enteras. 

b) Está arrugadilla y la echa al cesto de la ropa sucia. Si le toca, lava, plancha y guarda. Bueno, hace que plancha y guarda arrugado. Es lo que hay. 

c) Al llegar a casa se saca la camiseta y la tira al suelo. Huele a choto. Va directo al baño y ahí ya aprovechando se saca los pantalones que ahí se quedan. Huelen a choto también. Se presenta en el salón rascándose el culo y se encuentra con que tu madre y tus dos tías han venido de visita. Las tías te miran con desaprobación y en los ojos de tu madre ves el reflejo de tantas esperanzas truncadas...

5. Cuando vais a comer fuera....
a) Le gusta variar de restaurantes, probar de todo. Como está buenorro, es educadísimo y muy viajado, se le ve como pez en el agua tanto en un tascucio como en un japonés chic. Come con apetito y saboreando la comida y el vino. Y paga siempre. Es más generoso...
b) Le gusta el tapeo, que la cosita está achuchada. En realidad le gusta el chuletón, pero los tiempos no están para alegrías.
c) Si vais con más gente se pide lo más caro de la carta, come rápido y pica de lo de los demás. En la mesa la gente lo mira con recelo, porque tiene el tenedor más rápido al norte del Miño. Si te descuidas verás como desaparece la comida de tu plato sin que te enteres ¡Cuánta habilidad desperdiciada! Eso sí, de postre siempre pide Contesa que es un clásico de buen gusto y la distinción. Eso y el Ferrero Roché.

6. Cuando acabáis de comer entre amigos....
a) Tenéis una agradable sobremesa. Es más sociable...
b) Hace cuentas para pagar a escote. Ya hemos quedado en que la cosita no está para alegrías.
c) Después de sacarse los paluegos y dejarse el palillo puesto, que también es un clásico detalle de buen gusto y distinción, se frota la panza y proclama “lo bien que sa quedao”. Termina la frase con el clásico eructo frenazo (de esos que hacen que la cabeza vaya hacia atrás) para demostrar que lo que dice es cierto.

7. Antes de ir a la playa....
a) Coge la nevera portátil, tu silla plegable y tu sombrilla. Todo para que estés cómoda. Es taaan atento...
b) Coge las palas, la baraja y un mp3. Parece que ya no vivís de amor, y necesita distracciones extra.

c) Coge una silla plegable (para él) y las gafas de sol con cristales espejados.  Es el sitio perfecto para ver jamonas. A ti te da la nevera portátil repleta de cervezas y algún que otro bocata de mortadela, que encima le has tenido que hacer tú. Como se pasa las 4 horas playeras sentado contemplando el paisaje birra en mano, al llegar a casa tiene una hermosa tonalidad cigala cocida pero sólo por delante. Por detrás blanquito como siempre.


8. Cuando salís de fiesta....
a) No se despeina, no suda y no se emborracha. Te está dando rabia hasta a ti que lo has escogido. Es que es taaaaaaaaan estupendo siempre...
b) Se cuece y enriquece a base de cervezas, pero como tú también vas buena… no pasa nada. Pareja que se chuza unida permanece unida.
c) Pues no podrías decir porque siempre sale con sus amigos.

9. Cuando llegais de fiesta....
a) Está estupendo, como siempre. Huele a fresco, el pelo está perfecto, su ropa no tiene ni una arruga y no tiene ni un solo brillo. Mientras tanto tu alisado japonés se ha convertido en un precioso rastafari jamaicano, tu zona T brilla como si estuviese revestida de leds y hueles a chotillo. Oig chica, pero qué estupendo es el tío este.
b) Huele a destilería, igual que tú. Os metéis en cama y como la noche es jóven y el monte es orégano… pues eso, que estáis en la misma onda.
c) Cuando él llega de fiesta tú estás dormida como mínimo hace tres horas. Por la mañana la habitación huele tanto a destilería, que la cama te catapulta hacia afuera y huyes corriendo de la habitación y boqueando cual pececillo fuera del agua en busca del oxígeno que está consumiendo el consorte en su fotosíntesis etílica.

10. Lo que más odia en el mundo es....
a) El sufrimiento ajeno. ¿Pero de qué va este tío?
b) La lista es larga: su trabajo, a su jefe, las colas del supermercado, la zona azul que te cobran y te multan si no pagas por aparcar en la calle cuando ¡la calle es de todos, cojones!... Vamos, lo típico
c) Las venéreas y las tetas pequeñas.





Resultados:

Mayoría de A:
Si ya lo sospechabas, yo te lo confirmo: tu consorte es un hombre perfección. No suda, no se estropea, es estupendo en todos los aspectos de la vida, un dechado de empatía, simpatía, majidad y buen hacer. En otras palabras, da repeluco. Vamos a ver amiga, entendemos que en un primer momento te haya encantado, que hayas visto en él toooooodas esas virtudes que rezuma por los poros. Pero hasta tú, que estás cegada por el velo del amor, tienes que ver que lo de este muchacho no es normal, que da más rabia que los niños de “Los protegidos”. Búscate un hombre-buenorro, que se vaya estropeando contigo que es una pena estropearse sola. Y que tenga los problemas de las personas normales ¡Estás a tiempo!

Mayoría de B:
Aunque no lo creas, amiga, eres afortunada. Tienes un fabuloso hombre-normal sólo para tí (al menos en principio) y tenéis básicamente las mismas inquietudes, los mismos problemas y las mismas alegrías. A menos que seas una mujer-perfección, claro. Imposible, una mujer-realmente-perfección nunca acabaría con un hombre-normal.
Disfrútalo, amiga. Es un regalo de las diosas.

Mayoría de C:
¡Pero mujer, qué estás haciendo con tu vida, tu tiempo, tu espacio…! ¡Tus padres tenían otros planes para ti! Vale que lo de médico de la seguridad social no cuajó cuando viste la nota que pedían en selectivo ¡Pero un término medio! Podías haber viajado, conocido mundo, otros tipos de hombres… ¿No te da vergüenza haber acabado con el auténtico hombre-desastre? Ya sé, me dirás que tiene su atractivo, que tiene encantos ocultos. Y vaya si están ocultos, porque en apariencia es el eslabón perdido. En fin, si a ti te gusta y te llena de orgullo y satisfacción, no nos vamos a ensañar contigo. Pero amiga, recuerda, hay salida. 

sábado, 10 de agosto de 2013

Peinados que me inquietan

Amigos, amigas,


En esta vida hay muchas cosas que me inquietan. Una de las más recurrentes son los pelos ajenos, y ocasionalmente los propios. Lo que me inquieta no son los pelos en sí, que no tienen culpa de nada, sino la incapacidad de sus portadores para no ver lo que el resto de la humanidad vemos: que no les favorece. Pues sí amigos. En ocasiones veo esperpentos.


1. Abuelas con aspecto poco natural
Comencemos por un clásico en nuestras calles: las abuelas de pelo azul. Pero ¿qué clase de peluquero desalmado es capaz de perpetrar semejante disparate capilar? Uno que irá al infierno de cabeza, sin rozar siquiera el purgatorio.

Esto no se le hace a una abuela ¡mala persona!


2. Peinados de los 80. No se salva nadie.
Hablemos ahora de otro que tuvo su momento y cuando respirábamos tranquilos pensando que nunca jamás de los jamases volveríamos a verlo, aquí está, poblando nuestras calles probablemente por culpa de Angelina Jolie y su moderno hijo Madox. Se trata del Mullet Caniche.
Dime Michael, dime por qué. Dime qué te ha llevado a lucir de esta guisa durante mis tiernos años adolescentes, cuando mi mente era más débil y me afectaban más estas cosas. Jamás te lo perdonaré.

Entre el mullet caniche y el cuello raro de la camisa, estás para que te arresten y te pongan un mono naranja de por vida, por atentar contra la humanidad.



Lo peor de esto es que era moda y luego se veían estas cositas por la calle. 

Este muchacho existe, es real. Por lo menos existía en el momento de la foto. Aunque no estoy segura de si continuará existiendo o si lo habrán linchado en el colegio.


Los años 80 en general, aunque ahora muy reivindicados, creo que pueden hacer un post ellos solitos. Sólo voy a poner unos ejemplos de lo que fueron, del daño que hicieron y por qué debemos recordar que jamás de los jamases deben volver, por mucho que nos molen los leggins estampados y los colores flúor. Recordemos esas sabias palabras de nuestras madres: se empieza por un porro y se acaba en la heroína.

A estos su madre no les dijo lo del porro. 


Momento ochentero horrible con el que continúo teniendo serias pesadillas: todos los peinados de Julia Otero¿Por qué, mujer? Con lo mona que eras, con lo buena periodista, y la presencia que tenías, que dijeras lo que dijeses a todos nos parecía verdad de la buena, aunque fuese en el 3x4 ¡Pero qué digo! ¡Sobre todo en el 3x4!

Mi madre me hizo llevar este peinado durante años. Ni olvido ni perdono.


No podemos olvidar en esta categoría a todas las teledivas con sus espectaculares cardados. Lo más inquietante de los cardados es que algunos transparentaban. Algunos iban acompañados además por americanas hombrunas con unas guatas que chocaban contra los marcos de las puertas. No permitamos que regresen. Por mi salud mental os lo pido. No lo permitáis...
La versión masculina de Michael Bolton. Perdón, quería decir femenina.
En llegando a una edad, hay que cambiar el cardado por el regio moño. Mucho más elegante y favorecedor, ¡dónde va a parar!


20 cms de pura maldad vertical.


3. Peinados regios
Casi igualmente inquietante son los peinados de la realeza. Pero de la realeza de la vieja escuela. No sé si esta gente, una vez elegían peinado y acuñaban monedas, ya no podían cambiar. Tiene que ser eso, si no no tiene explicación.

Sí amigos, así desde que se acuesta hasta que se levanta los 365 días del año. Los pelos que se caen no se desprenden, pasan a formar parte de la aglomeración capilar.
Y 50 años después ahí la tenemos. Señora, ¿por qué lleva dos relojes? Si por usted no pasa el tiempo...


4. Peinados de futbolistas
Quién no ha visto un partido y ha pensado ¡WTF!, que en cristiano quicir “¿pero qué coños?”. Os comprendo amigos. Os comprendo y os apoyo de todo corazón. Cuántas veces he desistido de aficionarme al futbol por culpa de estos atentados estilísiticos, de estos desaguisados capilares que no hacen más que reafirmarme en mi antifutbolismo. Os presento a los culpables de mi incapacidad de ver un partido entero.


- Valderrama: en mi más tierna infancia, cuando aún era una persona muy impresionable, me encuentro con esto. Tardé tres años en volver a atreverme a intentar ver un partido. Todavía hoy duermo con una luz encendida para que no me atormenten las pesadillas.

Y este hombre ha conseguido reproducirse, amigos


- Ronaldo: Guapo guapo nunca fue. Pero es que encima se adornaba que daba gloria verlo. Y aún así ligaba el tío. Además de darme dolorcito de ojos, me hizo perder un poquito de fé en la especie humana.

No puedes poner cara de seductor con eso que te has hecho en la cabeza, tío. En serio, no puedes.



- Cristiano Ronaldo: te perdono, Cristiano. Todos tenemos un pasado.

Lo malo de ser famoso es que te resurjan las fotos de la adolescencia. 



- Sergio Ramos: Por mucho que ahora seas moderniki, nunca olvidaremos tus años de cabeza lamida.
Y aunque Pili te diga que sí, el rubio pollo no te sienta, majete. 


- Neymar: Como no nos bastaba con verlo de lejos, lo traemos a nuestra liga, para no perdernos ni uno de los atentados capilares que le hace su estilista, que será seguramente un mono loco y drogado.
Brazilian go home!



- Raúl Meireles: pero si eres guapo, hombre. Todo un buenorro de los que a mi me molan ¿Por qué te haces eso a ti mismo y a todos los que intentamos ver futbol sin tener pesadillas después?
Inquietante parecido con Doofenshmirtz ¿Nos hará un "cortedepelineitor-eitor"?


- Puyol: ¡Y no lo cambia el tío! Por lo menos no se le puede negar la constancia...
¿Hay algún peluquero en la sala? ¡Es una emergencia!


Menos mal que hay otros que me animan a continuar intentándolo. Por ti resistiré, amor mío. Sólo por ti.

Pinchad aquí para escuchar la música celestial que suena en mi cabeza cuando veo a este hombre.


5. Postizos y extensiones.
En general el pelo fuera de la cabeza me da bastante asquete y repelús. La idea de poner en mi cabeza pelo que ha pertenecido a otra persona me resulta bastante.. cómo decirlo.. asqueroso. Si mi punto de partida es el rechazo a los postizos y extensiones, su resultado me resulta como mínimo inquietante.
Ellas son más inquietantes que sus cardados.


6. Las calvas-anasagasti: Qué puede haber más desagradable que ver a un señor con cierta edad y aplomo que lleva cortinilla. Pues un señor con cierta edad y aplomo que sale del agua del mar o de la piscina con la cortinilla sobre el hombro en vez de sobre la calva. Sí amigos, todo un espectáculo. 

Anasagasti, llámame. Te llevaré a una peluquería donde no te engañen.


7. La rubalcalva: Señores, cuanto más clarea la coronilla, más hay que cortar los laterales. De otro modo, ustedes estarán luciendo una hermosa rubalcalva, que da bastante grimilla. 


La lleve quien la lleve.
Llámame frívola, pero un hombre que no sabe gestionar su pelo, nopuede ser capaz de gestionar un país entero.



8. El peinado-mohicano, si no lo lleva Mr. T, claro está

"Si me copias el peinado, me haré unos cojines con tu piel."



Si no eres Mr. T, por favor, no lo intentes. No te va a quedar igual. Es más, no te va a quedar ni bien, así que replatéatelo. 

"Soy rapero y millonario, y no me importa parecer una bombilla"
"¿Qué puede llevarte a pelar los laterlales de la cabeza? ¡Si es por donde viene la corriente!
El enano mohicano. Cuando sea mayor meterá a sus padres en un asilo. Uno de la Seguridad Social.
Brazilian go home again!


9. Peinados emo
¿Hay algo más triste que un emo? No amigos, no hay nada más triste. Rezuman melancolía por los poros en una edad en la que todo son fiestas y bullicio. Menos mal que se cura con los años. Queridos amigos emos, os voy a decir una realidad como un templo: esos pelos no os ayudan. Es más, yo creo que si llevase esos pelos también me sentiría muy tristona y melancólica. 

Este chico es un gran anticonceptivo en si mismo. Si te reproduces, al crecer tus hijos pueden ser así. 
No maja, no estás nada mona. 


Y si eres chico y encima te pintas los ojillos,  es que tienes un problema o dos. El primero que probablemente estés triste porque en el instituto te ahostian día sí y día también. Quizá por eso es que estás triste..

Iba para vampiro pero se quedó en raruno. 
Iba para raruno y se quedó en... en raruno, sí. Este consiguió su objetivo.

Hay muchos más estilos que me dejan paralizada de pánico, pero estos quedarán para la siguiente ocasión. Amigos, amigas, elegid una buena peluquería y un color de los que existan en la naturaleza. Y si tenéis dudas, y vuestra madre no lleva el pelo azul, pedidle parecer a ella, que no os dejará salir a la calle haciendo el ridículo.